Efectos de la cuarentena: el aumento de pacientes con ojo seco

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Al margen del desgaste emocional que genera el prolongado confinamiento producto de la pandemia del COVID-19, los efectos de la cuarentena también se sienten en el aspecto físico. Y en ese mapa de patologías que empiezan a surgir, los problemas en la visión ocupan un lugar central, con malestares que van desde el cansancio visual, dolores de cabeza y la aparición cada vez mayor de casos de síndrome del ojo seco.

Con la metodología del home office instalada en buena parte de los hogares, las horas de visión próxima frente a diferentes pantallas se incrementaron notablemente. Y si a esta problemática se le suma el hecho de que esos mismos dispositivos también actúan como herramientas para apaciguar el tedio, el resultado es la ya comprobada reducción de la frecuencia del parpadeo a un tercio y el riesgo de aumentar la posibilidad de padecer sequedad ocular.

“Cuando uno utiliza un equipo tecnológico parpadea menos sin darse cuenta. Así, el ojo está menos lubricado por sus lágrimas naturales. Cuando esto pasa, el ojo tiene una reacción inflamatoria y el paciente va a sentir arenilla, ardor, se le puede poner el ojo un poco rojo”, detalló la médica Gabriela Volpe en una entrevista reciente.

Para identificar esta patología, distintos especialistas recomiendan el uso de la telemedicina como un mecanismo eventualmente eficaz para atender la consulta de un paciente y mantener así el distanciamiento social.

No obstante, cuando se trata de casos crónicos o que merecen ser tratados en consultorio, el IDRA se presenta como el mejor dispositivo para un correcto diagnóstico y tratamiento de la enfermedad del ojo seco.

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